Soñadores

domingo, 15 de junio de 2008

En ocasiones las palabras no nacen de un pensamiento. Es como si alguien nos las susurrase directamente a las manos. No las soplase directamente a la boca. No salen de dentro, sino que llegan como desde atrás y se marchan hacia delante. Como si siempre hubiesen estado ahí, en el aire, esperando a pasar a tu través para manifestarse.

Creo que, más o menos, eso es lo que le ocurre a Matthew en esta escena de la película de Bernardo Betolucci, The Dreamers. Desarma a todos con un discurso tan fútil como poético. En contraste, el padre de Theo e Isabelle chapoteando entre razonamientos termina hundido por su propios versos. A petition is a poem, and a poem is a petition. La poesía, en su belleza, puede con cualquier argumento.

2 garabatos:

100 grados y 21 gramos dijo...

La primera vez que paso por aquí y me sorprendes. Yo también creo en las palabras, y en que están ahí, las justas, esas, están ahí para pasar a la acción o manifestarse en el momento oportuno. Aunque muchas veces no lo sepamos hasta que ocurre.

No he visto esa película de Bertolucci, pero desde Belleza Robada, me gustan sus maneras.

Un saludo, pasaré por aquí.

Chema dijo...

Muchas gracias. Bertolucci tiene auténticas obras maestras y The Dreamers es una de mis películas favoritas, deja momentos inolvidables que te obligan, al menos a mi, a verla una y otra vez. También me encantó La luna, te la recomiendo junto con esta. En cambio Novecento o Último tango en París me parecen un poco insoportables, sobre todo la segunda.

Saludos!

Publicar un comentario