Hijos de realidades

jueves, 28 de agosto de 2008

Víctimas de realidad son... que la han conocido. La han asimilado en su ingente crudeza, se han convertido en secretos vasallos. Adoran la violencia de sus espasmos febriles, sonríen de severa su franqueza, se arrodillan sobre sus crímenes, y no rezan. Nadie recibe plegarias a tan alta su hora, no hay moraleja en la que adoctrinar a los frutos del caos de pedazos.

Es un estadio contrario a ser niño. Se guardan las manos porque se saben culpables. Las caricias son llaves que inauguran cavernas vacías de promesas. Pero afuera llueve, hace frío y desnudos son los abandonos, desnudos aunque se disfracen de palabras, desnudos aunque se cubran con guiños de ojos.

Y no los verás mientras giran en tu torno, a cambio obtendrás dolor en sus consejos, serpentinas voluntades con tripas de abrojo que no muerden sin antes ablandar el terreno. Con lenguas guturales de idiomas ancianos, más viejos que el habla que decora sus ruegos, su saliva es caliente y corrosiva cuando la cuchilla ya tiene tus huellas. Y eres una simple coartada en un juego.

Aun así valentía e sonrisa invertida, la tiza de tu camino será sal y cal viva, pero no hay alternativa. Al fin y al cabo, ellos, en su tan orgulloso sitial de hielo no respiran, pese a enrarecer tanto aire.

La admiración aplaudida cae sobre los comediantes, aunque quiera robarla el avaro titiritero.

Sólo un garabato ¡Deja otro!:

Anónimo dijo...

No podemos cambiar nada... sólo nuestro punto de vista.
Saludos,
Laura

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