La sonrisa

domingo, 3 de agosto de 2008



Sonrisa es una arco evanescente
que apunta desde el raso de la bóveda
flechas de carcajada potenciales.

Es una luz arcana omnipresente
que nunca falla cuando es convocada,

entre palabras tristes siempre cabe
no ocupa más que el hueco de la boca
aunque se desparrama en ocasiones
sobre ojos que sonríen en escolta.

Apuntala los momentos imborrables,
donde dos sonríen se persona
una diosa en una sonrisa mutua.

Amiga íntima es de la locura
nace de la necesidad de la llamada
que hacemos sobre el símil de la duda
cuando pensamos no queda ya esperanza.

La sonrisa pasajera en nuestra cara
es reflejo de trayectos de memoria

y conforma el pasaporte que nos lleva
a través de la ironía hasta la euforia.

No quedan ya vestigios del pasado
cuando el habla no manchaba de mentiras
la comisura fiel de nuestros labios,

más que la eterna sobra sonriente
sombrío y bello estigma, tan humano.

9 garabatos:

ŁıĐįĄ ßãŌ dijo...

Y haz que se pregunten por qué sigues sonriendo, que se decía en Amelie... :D

Chema dijo...

Ellos, el inevitable colectivo necesario para cualquier inteligencia independiente y si se extiende, para cualquier complicidad de las absurdas, aquellas que tanto valen la pena.

Eva Torices dijo...

Me gusta el cambio de la foto. Porque eres tú, ¿no? En todo caso, una mirada sin cubrir es mucho más interesante. Especialmente para un blog de este tipo. ¿Es coincidencia el cambio, o contingencia?

La idea de la sonrisa como estigma es muy sugerente... ¿nos estigmatiza la felicidad? La noción de estigma sugiere culpa. Habría mucho que escarbar ahí.

Chema dijo...

Sí, soy yo. Es un simple intento por dotarme de identidad. Sólo tengo una cara, así que sólo debería tener un reflejo virtual. Y ese fue el ganador natural.

No creo que la palabra estigma contenga la noción de culpa.

Creo que un estigma es algo eterno, visible, y sobre todo revelador de un secreto, de lo oculto.

Y pese todos los pesares, nos delata. La humanidad sonríe. Es uno de los poquísimos gestos universales a todas las culturas por muy incomunicadas que hayan estado. No lo aprendemos por mímesis, nos viene ya impreso. Como un estigma natal que nunca desaparece. Y nunca ha desaparecido.

Creo que algunos primates hacen algo parecido (no tengo ni idea de animales), pero creo haber escuchado que aunque la mueca es similar, no lo son sus mecanismos psicológicos.

Puede decirse, a mi entender, que el ser humano es el animal que sonríe.

Eva Torices dijo...

Es interesante eso... hasta donde yo sé, parece que parte de la comunidad científica, al menos la vinculada a la Psicología, acepta que el ser humano es el animal que sabe que existe.

Pero la idea de que el ser humano es el animal que sonríe... tampoco sé nada de la sonrisa en los mamíferos superiores, la verdad. Lo que sí tiene sentido es pensar que la sonrisa (con lo que implica de empatía y de acto de relación) está estrechamente vinculada a la conciencia de existir uno mismo y de existir el otro.

Así que quizá es más o menos lo mismo.

Chema dijo...

Bueno, claro. A Descartes le costó lo suyo razonarlo :P

Pero desde cuándo somos conscientes de nuestra existencia básica? Yo creo que desde que podemos hablar, que todo nuestro conocimiento existe desde nuestro lenguaje sintáctico.

Creo que la psicología tiende a separarnos demasiado de los animales. Pero muchas veces he llegado a la conclusión de que mi perro es más inteligente que mi vecino. Sólo que se expresa peor.

La sonrisa me gusta más. Es un símbolo más bonito y menos vanidoso que la autoconsciencia.

(Muchas veces sonríes cuando estás sola, y casi sin darte cuenta, verdad?:)

Eva Torices dijo...

Yo no creo que la Psicología tienda a separarnos de los animales. Y si lo hace, es una Psicología mal entendida. Los principios fundamentales del proceso de aprendizaje son los mismos para todos los animales, sean humanos o no. Y de hecho muchos procesos comportamentales y/o cognitivos patológicos propios de las personas pueden replicarse, a un nivel menos complejo, claro, en animales. Precisamente lo que nos une a los seres humanos con el resto de los animales es nuestra capacidad para aprender y comportarnos, algo que las plantas, a pesar de estar vivas, no poseen, por ejemplo. A excepción de algunas plantas carnívoras hipertróficas superinteligentes asesinas que cantan en musicales antiguos.

Los animales no tienen metacognición ni capacidad autorreflexiva, pero eso no les resta inteligencia, sencillamente les priva de un tipo concreto de inteligencia. Los animales no son conscientes de que ellos existen, pero sin embargo sí son conscientes de que nosotros existimos, por eso pueden establecer vínculos con nosotros y ser tan buena compañía. Saben conocernos, se aprenden nuestros comportamientos habituales y nos predicen, y a su manera nos quieren, al menos pueden desarrollar un apego muy fuerte hacia nosotros, un apego que va bastante más allá del "dame comida y ráscame". Yo he vivido mucho con gatos y sé que les gusta no sólo que les alimentes y les acaricies, sino simplemente que les hables, les mires o estés en la misma habitación que ellos. Cuando están solos y se aburren te llaman y no quieren nada, simplemente que estés en la misma habitación que ellos. Es fascinante.

Pero no pueden sonreír. Supongo que la razón fundamental es que su fisiología no lo permite, y por eso no han desarrollado esa forma de comunicación. Nosotros nos convertimos en homínidos cuando por comenzar a caminar erguidos para poder otear el horizonte (habíamos abandonado la selva para vivir en la sabana) nos quedaron las manos quedaron libres para, entre otras cosas, usar palos... lo que permitió que dejáramos de usar la mandíbula para defendernos, con lo que la mandíbula se redujo dejando más espacio para el cerebro (y menos para las muelas del juicio, ay), posibilitando que llegáramos a desarrollar más capacidades cognitivas. Dicho de forma muy simplista. El caso es que las funcionalidades obvias del cuerpo impiden o posibilitan otras funcionalidades más intangibles, como pensar, sonreír, mirar de frente... todo eso que nos ha hecho humanos. Por ejemplo, comenzar a caminar erguidos contribuyó a que dejáramos de copular como los cuadrúpedos y pudiéramos hacerlo frente a frente, mirándonos a los ojos, lo que de alguna sutil manera llevó a que se conformara el sentimiento del amor, que tan vinculado está a la mirada, y no sólo de forma romántica, sino también, necesariamente, física, química, fisiológica...

La sonrisa es, efectivamente, constitutiva de nuestra humanidad, un eslabón tan físico como espiritual (por llamarlo de alguna manera) entre la forma del cuerpo y la función del alma (por decirlo también de alguna manera). Es quizá forma para el alma y función para el cuerpo.

Sonrío cuando estoy sola, y sin darme cuenta, cierto, pero jamás habría aprendido a sonreír, por muy humana que sea, si me hubiese criado y vivido toda mi vida en soledad. Y si no fuera reforzado continuamente como forma tremendamente eficaz de comunicación, el acto de sonreír desaparecería. Como prácticamente la totalidad de nuestra humanidad.

Si encierras un cachorrito de perro solo en una habitación y lo alimentas, y lo sacas a los 15 años, tienes más o menos un perro. Un perro raro, seguramente, pero un perro. Si encierras un bebé solo en una habitación, lo alimentas y lo sacas a los 15 años, no tienes una persona en absoluto. Sólo jurídicamente, claro, pero no en términos de comportamiento.

Siento la extensión. Es un tema que me encanta. Ojalá todos fuéramos conscientes de que tenemos mucho más en común que de diferente con el resto de los animales. La diferencia fundamental es que nosotros podemos llegar a saber esto, pero ellos no. Por eso les debemos otro trato. Mejor. Menos humano, y más animal, más de hermanos.

Chema dijo...

Jajajajaja, estoy impresionado, en serio. No lo digo a la ligera, tienes una capacidad explicativa realmente asombrosa. Yo no puedo hacer eso. Y admiro muchísimo todo lo que no puedo hacer. Creo que soy el peor profesor del mundo, funciono por intuición, sin orden alguno.

Supongo que todo lo que has escrito es fruto de estudio, así que no puedo rebatirlo.

Aunque nadie me quitará de la cabeza que si encierras a un niño en un cuarto y lo dejas salir a los 15 años, lo primero que hará es sonreír :)

Un beso y muchísimas gracias.

Chema dijo...

Y ahora que lo pienso... me gusta eso de que somos inteligentes gracias a que usamos armas. Nunca había escuchado la relación con el tamaño de la mandíbula y de este con el del cerebro.

Gracias de nuevo :)

Publicar un comentario