distancias incalculables

miércoles, 31 de marzo de 2010


cuando empezamos a palparlo todo
nos crecieron sospechosas plumas en las cuencas oculares

de repente éramos poetas
y ya nadie supo nada de nosotros.

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poesía, gracias

domingo, 21 de marzo de 2010

Y aún esperan su cita con Nausícaa
Para llorar lo que jamás perdimos.

El Corazón. Yo lo usaba en los ojos.

Gilberto Owen


había veces que se me extraviaba el pulso y tropezaba una y otra vez con ella al buscarlo entre las sábanas. para no encontrarlo, para no encontrar en ella nunca nada y ser siempre yo el descubierto un segundo ya demasiado tarde

un segundo ya demasiado al otro lado del sacrificio, disimulando: golpeándome las costillas con la mano. rellenando mis vacíos de poemas sin sentido. versos transparentes. palabras sin letra.

pero ella siempre estaba allí mirándome a los ojos. gritándome desde mis pupilas que no me fuera.

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Soy sólo un animal que escribe y se enamora

domingo, 14 de marzo de 2010

En aquel bar su savia se convertía en mi saliva y cada verso era... qué se yo, una declaración de dependencia, un juramento de infidelidad. Pero es que era tan fácil pronunciar cada palabra, tan tan fácil abrir la boca y sentir fuego. Tan divertido que nadie se diese cuenta.

De aquello sólo quedan caramelos de ceniza. Es la ley universal de la mecánica de escombros: cada animal que lama sus heridas. Las mías saben tanto a lluvia que ya reflejan el sol que ilumina la cara oculta de las nubes.

la sutileza del azar
te va dibujando las manos
como dos palomas locas
o enamoradas

tu vientre es un animal que resucita
arde, florece en ti
de ti se vierte
jadea un paraíso
se extravía
se entierra hacia tus labios
suplica y muere

alguien podría mirarte y verte bella
compararte con pétalos de flores
pero la brutalidad
se sufre en tus costillas
y de tu sexo nace una
y otra vez con el secreto de la constante
reconstrucción de las olas

sin embargo tú también yaces
a la deriva a veces
y tu cuerpo parece una súplica
al margen de una cama vacía


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