La propuesta había salido de la nada, como todo lo que entre ellos se hablaba. De una especie de nube de pensamiento común del que bebían sus palabras. Logrando que nunca reinase el desacuerdo entre ellos. No era difícil conseguir que los compañeros de Saúl se mudaran. Pero eso no bastaba. Al fin y al cabo, ellos eran los idealistas.
Los idealistas se distinguían por ser fieles a un solo ideal. Sólo uno, porque no era posible serlo a dos al mismo tiempo. Un ideal era como tu novia, no como tu mejor amigo. Aunque a diferencia de las novias, los ideales quedaban al margen de la cama. Pero al igual que ellas, no podían ser compartidos. Por ello cada uno de los idealistas debía tener su propio ideal.
El ideal de Saúl era "la defensa del caos y el desorden en las relaciones humanas". Había llegado a la conclusión de que todas las relaciones se estaban enladrillando mediante la utilización de conceptos abrasivos para definirlas. A modo de ejemplo, declaraba que nunca podrías pasear a tu novia o tener un hijo con tu perro. Saúl era poseedor de un sentido lógico aplastante. El ideal de Roy, en cambio, era "la reivindicación del olvido como parte activa y protagonista de la memoria". Consideraba que la mejor forma de honrar un recuerdo era darle una muerte digna. Así que en los pocos ratos libres que su dieta de ocio le permitía, se dedicaba a limpiar el mundo real de los restos que trascendían desde el mundo interior del recuerdo. Borraba palabras grabadas en árboles y bancos, cambiaba los nombres de los que había perdido de vista en las conversaciones dotándoles además de habilidades y experiencias ajenas y a menudo extraordinarias. Silvio pensaba que la mejor forma de definir el ideal de Roy era "la defensa del caos pasado". De todos modos, Roy nunca había admitido esa expresión, aunque no la había desestimado, pues aseguraba haberla considerado en diversas ocasiones.
Silvio se enteró de estos ideales una tarde, en una tetería, fumando marihuana. Hasta ese momento pensaba que ya era un idealista. A partir de ese momento supo que no lo había sido hasta entonces. Cuando él también hubo de elegir un ideal y declararle fidelidad eterna. Apenas lo pensó un segundo. Y respondió que su ideal era Lucía Seoane. Saúl y Roy se miraron un segundo y sonrieron al escucharlo. Silvio, que justo unos segundos antes se acababa de convertir en uno de ellos, entendió perfectamente. Había sido aceptado. Su ideal era original y diferente, perfectamente válido. Su naturaleza divergente se justificaba por el hecho de haber sido el tercer idealista, nombrado con una diferencia temporal considerable. Y todos sabían que los tiempos cambian y con ellos las costumbres y los ideales.
La naturaleza de los ideales de cada uno de ellos definió el método de expulsión de los ya antiguos inquilinos del piso de Saúl, cuyo nombre era el único que figuraba en contrato. Saúl les intentó agredir sexualmente mientras gritaba que debían abrir su mente a los nuevos conceptos de relación entre compañeros de piso, mientras Roy rociaba sus pertenencias con gasolina y Silvio les acusaba a gritos de no parecerse en nada a Lucía. Salieron corriendo, salvando algunos enseres indispensables. No medió ninguna denuncia. Es de suponer que no querían mantener ningún tipo de relación con los ya nuevos inquilinos.
Y de este modo los tres idealistas se fueron a vivir juntos. Y el piso de Saul pasó a llamarse "El ideal común". Si bien más adelante cambiarían su nombre por el de "El bien común", al considerar que llamar ideal al piso podría constituir una infidelidad de pensamiento.
Hace 18 horas
4 garabatos:
Jajajaja...que bueno!
idealismos a ultranza no solo en la praxis, sino en su declaración...
Nice
Me recuerda a "Ética para Amador" o a una especie de fábula con moraleja traslúcida :P.
Ideal convertido en bien, porque... aunq antiguamente alguno d esos locos pnsadrs pensase en el materialismo de las ideas, si no hay el poderoso caballero (Don Money-Money) y el tacto toca aire... poco se aprecian.
Pero existen aún "locs" q creen en ells... he aquí un ejemplo.
Buen texxxxxto.
;)
Que genial...
Y el juego del ideal y la filosofia es barabaro...
Tienes mucho de donde contar para cada acto...
Y apenas va el cinco...
Saludos
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