Foto show

jueves, 28 de agosto de 2008



Muchos nombres fueron ensalzados, por plasmar testigos de colores, cuando aún no había soñadores, y la pintura era un juego de espejos. La fotografía doblegó sus pinceles, enterrándolos en su cerebro, victoriosa se alzó permanente, meritoria calló las palabras, pero no hay arte... no hay arte sin método.

Ahora se apilan a cientos de millones, en servidores interconectados, con nombres que suenan a marciano, o a refresco revitalizante. Desposeídas de cuerpo son clonadas, ya sin rastro de alquimia en su cara, vagan allá de su última frontera, sugiriendo mundos alternativos, alimentando egos transparentes.

Esclavizadas democrátiamente, pertenecen a quien quiera obtenerlas, disparador al alcance de cualquiera, tanto crimen y tanta condena... escenas asaltadas a juego de luces, sorprendidas en el quebrar de segundo, escamoteadas sin ninguna disculpa. Descansan, seduciendo al tiempo desdeñoso, ignorantes de su entumecimiento, incapaces de nombrar precedentes, cegadas a cualquier otro dibujo.

Las miro compadeciendo su desdicha, acaricio sus márgenes heridos, les susurro nanas de su cuna y les juro que son las más bonitas. Procuro arrancarles sonrisas, reconciliarme ante su crudeza y dejar que lean en mis ojos el silencio de su propia belleza.

¡Deja el primer garabato!

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