Seguramente habréis sentido alguna vez que las cosas se alejan más en el tiempo que en la distancia. Si, hay cosas que quieres que están lejos de ti. Pero cuando realmente se han ido es cuando se alejan en el recuerdo. A un sitio siempre puedes volver, pero el recuerdo siempre alberga su dosis de nostalgia de lo irrecuperable... y realmente la vida se compone no de lugares, sino de momentos. No de segundos vulgares, sino quizás de tres o cuatro. Cuando mueres, popularmente se dice que la vida te pasa por delante de los ojos en unos segundo. Creo firmemente que lo que el verdadero significado no es que todos los segundos de tu vida se condensen en unos pocos de recuerdo, sino que recuerdas los segundos que realmente te hicieron estar vivo, en contraste con la muerte.
Y así, un poco nostálgico de segundos perdidos, escribí unos pocos versos:
Es la vida una sucesión de segundos
una cadena de tictacs indefinidos
un golpeteo del tiempo contra abismos
que erosionando cada momento jadeante
se lo lleva para siempre dolorido.
Se fue el segundo del primer beso palpitante
y aunque me beses mil y una veces más
no habrá otro segundo que sea igual
que el segundo que en el tiempo se ha perdido.
Es como una lenta muerte en el durante
segundo a segundo cayendo irremediables
y el segundo que llega itinerante
sabe al óbito del que es sustituido.
Porque un segundo roba otro segundo
y aunque es un lujo el poder con la memoria
recordar ese segundo compartido
siempre hemos de matar otro segundo
al llorar aquel segundo que se ha ido.
Y es quizás el transcurrir una victoria
del tiempo que nos roba forajido
al hacernos creer que es una noria
y que volverá ese segundo ya perdido
en forma de otro tiempo aún no vivido.
Es la consciencia del segundo galopante
ese salto del reloj hacia delante
ese correr del devenir inexorable
esos átomos del tiempo que incontables
nos obligan a olvidar la tentación
del capricho de partir cada segundo
en fracciones de infinito exuberante.
Pero es opción de este romántico que amante
de nostalgia dolorosa está maldito
el poder parar el tiempo en un constante
segundo que en su suspendido avante
se haga eterno en un perpetuo sostenido.
Y saber donde viajan ya difuntos
si hay un cielo y un infierno donde juntos
descansen sacrificios temporales
si es posible sentir el alma del segundo
o salvar ese segundo que expirado
es por siempre añorado y muy querido
como haría un relojero nigromante
y mientras tu continúas con tu sino
yo pararme en ese momentáneo trance
negándome a seguir hacia delante
y vivir para siempre en el segundo
que entre tus labios prendado se ha dormido.
Cuántos momentos de amor en un segundo
parcela de un gigante vagabundo
cuantos besos dados en el mundo
que quizás encadenados al segundo
lo hacen pleno, eterno e incesante
si un segundo dilatado en el espacio
trascendiera la esencia de un instante.
(Recordad, para leer un poema, hay que hacer siempre uso de la voz)
Hace 23 horas
4 garabatos:
hola chema xD
Qué tal, María xD
¿Y por qué capítulo 93?
Por Rayuela.
En el Capítulo 62, Morelli describe un hipotético libro suyo. A partir de ese concepto Cortázar elabora 62, Modelo para armar.
Rayuela es el libro que más me ha influido. Y de alguna forma, desde el Capítulo 93 se fue elaborando todo lo que he ido intentando escribir. Obviamente se habrá perdido, como se pierde un proyecto cuando se lleva a cabo. Pero al fin y al cabo, el proyecto sigue ahí. No debajo. Sino al principio.
No sé, más o menos esa es la idea.
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