Los tópicos son simplificaciones de la realidad para definirla más rápido. No sirven para hablar de lo concreto. Pero a mayor tamaño de las muestras tienden por lo general a cumplirse.
Uno de esos tópicos dice que los hombres hablamos mucho de mujeres y sexo. Y es más o menos cierto. Aunque en mi experiencia personal lo matizaría. Es más bien una especie de despliegue de plumas de pavo real en la que cuando se sale del terreno delimitado por la fantasía (entiéndase el de las fantasías sexuales) la propia fantasía es muy reacia a desaparecer.
Compréndase que me considero una de las honrosas excepciones a la regla. Nunca he necesitado de ese tipo de artimañas para sentirme superior a mis congéneres. Lo que tampoco ha de entenderse como algo del todo positivo. Más bien es una consecuencia de mi seguridad, egocentrismo y prepotencia absoluta. También diré que sólo considero realmente dignos dignos de mi aprecio real aquellos que tampoco recurren a ellas. Porque son demasiado obvias y nos llevan a otro tópico tan asentado como cierto. Los hombres no sabemos mentir. A lo que añadiría que todo ser humano que no sepa mentir no merece la pena. Conclusión: la mayoría de los hombres somos simple escoria.
Una vez aclarado esto, tengo que reconocer que este tipo de conversaciones son jodidamente divertidas. En ellas uno de los sujetos relata explicitamente sus encuentros con el sexo opuesto como un acto heróico. Mientras los otros le vitorean con frases del tipo: ¡Joder, tío, así se hace! ¡Eres un puto crack! ¡Jajajajaja, es que somos machos, coño! Etc. Las pobres mujeres son ajenas a este circo (aunque seguramente tengan el suyo propio).Si desarrollasen un sexto sentido para escuchar estas conversaciones enseguida podrían distinguir a los indivíduos memos de los que no lo son. Y quizás la tasa de natalidad descendería alarmantemente.
Existen varios tipos. Vamos a verlos detalladamente:
1.Las tías con las que me he liado últimamente: Todo buen macho sin hembra fija ha de tener algún tipo de contacto con una mujer al menos una vez por semana, aunque se prefieren dos o tres. Así que, especialmente los lunes, los hombres nos reunimos para detallarlos. Solemos hacerlo diversas veces en distintos grupos, porque necesitamos varias raciones de ¡Eres un crack!
Aunque hay que reconocer que muchos de estos encuentros son verídicos, lo que los debería de dejar fuera de la lista, no lo son sus adornos, especialmente tendentes a dejar claro que: ¡Casi me la follo, macho! Y otros muchos son completamente inventados, sobre todo cuando tratan de "una morenaza" o "una rubia que... en fin". Especialista en esta materia es Teto, el tipo más paleto que conozco.
Otra historia reseñable es la de un sujeto (no voy a decir su nombre porque no le odio, pero es moreno, muy alto y amigo de un tipo también muy alto y rubio cuyo apellido tiene relación con algo que se le hace a las plantas) que nada más estar (lo pongo en este número uno por no tener constancia de la cualidad o la vericidad de su "estancia", pero en todo caso es curioso) con una chica a la que ahora tengo mucha estima escribió un mensaje a todos sus amigos y conocidos (ignoro si también a familiares) para contárselo. Recibió respuestas del tipo: ¡Joder, macho, eres un crack!
2.Lo que pudo ser pero no fue porque... Comparte muchos elementos en común con el anterior, y suele ser su continuación obligada. Aquí ya la fantasía toma por completo el discurso. Una mirada se convierte en una conversación picante, un "hola qué tal" en un "la estaba volviendo loca" y una charla de cinco minutos en un "podría habérmela follado, pero entonces llegó no sé quién y lo estropeó todo". Aunque todo mucho más bonito, emocionante y apocalíptico. Sólo hago un pequeño esbozo.
3.Las tías que me he follado: Bueno, este es el clásico. Se trata simplemente de detallar una lista cuanto más extensa mejor de todas las mujeres con las que el sujeto ha compartido lecho. Suele utilizarse con gente a la que no se conoce íntimamente, y a veces la lista se improvisa para que contenga a chicas conocidas por la otra parte, porque obviamente con desconocidas no tiene gracia. Cuando uno de los números de la lista llama especialmente la atención, se recurre a explicar todos los supuestos detalles, que abarcan desde el lugar hasta las diferentes posturas empleadas, pasando por cómo iba ella vestida (normalmente con algo muy apretado que da a entender que era "una guarra") o el color de su ropa interior. Ayer, por ejemplo, salió el caso de Bruno, un conocido camello de por aquí.
Fué más o menos así:
-Pues esa, esa, y esas dos, y esa otra se las folló Bruno.
(Aquí iría la explicación de las circunstancias, que voy a obviar).
-¿De verdad te lo creíste? Joder, Bruno es la persona más cuentista que conozco.
(Instante de duda. Sonrisa).
-No, pero me hizo gracia, por eso te lo digo.
Esta es la prueba de que este tipo de discursos funcionan. Porque los hombres, otro tópico muy verídico, somos muy crédulos. Más que los perros.
4.La historia sexual de mi vida: Podría considerarse una variante del anterior, pero su naturaleza es bien dispar. Se utiliza con gente con la que sí se va a intimar y toma voz de algo serio y profundo. En algunas ocasiones la historia es muy verídica y quedan fuera de este post, porque es perfectamente loable asincerarse sexualmente con un futuro amigo. Aún así se tiende a exagerar y adornar para que la historia tenga gancho. Y en muchas ocasiones toma tintes épicos que dejarían al Señor de los Anillos como un coñazo sin emoción.
5.Lo que me han hecho: La conversación la comianza uno del grupo y la sigue el resto. Un modelo posible sería el siguiente:
-Yo una vez iba en un tren con mi novia (suele ser la novia o un amigo desconocido, para que no haya lugar a testigos) y una tía me estaba mirando. Se levantó y fue al baño. Fui detrás. Y me hizo una mamada ahí mismo, mientras un pesao aporreaba la puerta...
-Buah, tío, increíble! Menudo crack! Eres el amo!
-Pues eso no es nada. A mi una vez, en una fiesta, una tía de unos treinta tacos me dijo algo al oído que no entendí, la seguí y me la follé bestialmente en el coche. En el coche de su novio. ¡Y el muy imbécil ni se enteró!
-¡Joder! ¡Qué jefe! Jajajaja, eres un crack!
-Joder, callad, que yo...
Y así hasta el infinito. Obviamente cada intervención es mucho más larga y detallada, pero no quiero pasarme horas escribiendo. Cuando la conversación se alarga mucho, lo que suele ser habitual, se recurre, para no perder verosimilitud a la vez que se continúa con la paja colectiva, a un amigo desconocido al que...
Una variante bastante común es la del polvo/mamada de mi vida. Es más corta, porque la mayoría de nosotros decimos que hemos vivido una sola vez. Pero se regresa varias veces sobre los hechos, como digiriéndolos y saboreándolos entre todos los integrantes.
El resto de conversaciones sexuales de los hombres, como decía al principio, giran en torno a fantasías con mujeres del entorno cercano. No... no son inocentes conversaciones sobre gustos: que si sadomaso, que si con una monja... para nada. En ellas uno de los integrantes mira con cara de trastornado a la víctima si está presente y al infinito en caso contrario y relata con pelos y señales lo que "le hacía yo a esa". Cuanto más salvajes, extrañas y desmesuradas sean las prácticas mayores aplausos recibirá por parte del resto. Y esta es común a todo hombre, no hay color. Hasta ese chico con cara de ángel esconde un demonio que os armaría, si por él y sus amigos fuese, un cristo ahí abajo.
Todo este rollo interminable que me he marcado aquí vino porque recordé algo que me dijo una chica una vez y me dejó conmocionado. Era algo así como: "Cuando hablo de sexo con chicas muchas dicen que no disfrutan con sus parejas" (seguido de un pero en cambio tu... mierda, me estoy incluyendo en uno de los puntos de la lista). Mujeres, estáis de suerte. La reputación de vuestra pericia sexual está a salvo. Nosotros siempre, y digo siempre, disfrutamos más que los demás.
(Gerard el Divertido, si por un casual azaroso te da por visitar el blog, que no creo, te queda tajantemente prohibido comentar esta entrada. Aquí YO soy el divertido. Haz un comentario bonito sobre un poema, que me hará mucha más ilusión.)
Hace 16 horas
4 garabatos:
Las conversaciones sobre sexo de mujeres... no sé, muchas veces me encuentro con mujeres que casi ni hablan de sexo, es un poco aburrido, la verdad.
Por supuesto que las cosas están cambiando, pero aún hay una gran diferencia en la forma de vivir el sexo de los hombres y de las mujeres. Tengo la impresión de que las mujeres somos mejores amantes que los hombres, pero es gracias a que los hombres sabéis disfrutar más del sexo que nosotras. Vosotros decís lo que os gusta, nosotras no tanto. Y la única manera de ser bueno en la cama es preguntando... y respondiendo, claro.
La masturbación también es otra forma de aprender a disfrutar del propio cuerpo y del de los demás, y ése es otro aspecto en el que las mujeres cojeamos, hay algunas que ni siquiera se masturban, y las que lo hacen rara vez lo reconocen, y es posible incluso que empleen la masturbación como forma de compensar la falta de sexo y no como forma de complementar la vida sexual.
La actitud de las mujeres hacia el sexo y la actitud del mundo en general hacia la sexualidad femenina es un tema que siempre me ha dado qué pensar. Pienso que la forma de vivir el sexo es una parte importante del papel global que desempeñamos en la sociedad, y la verdadera igualdad de género pasa, entre otras cosas, porque exista libertad y plenitud en la vida sexual.
Mira, incluso se me está ocurriendo escribir algo sobre sexo... ya veremos.
Sin duda es un tema complejo. El sexo siempre lleva un tabú inherente. Y cualquier intento de vencerlo va ligado a formas de rebeldía. Como si fuese antinatural.
Cada género tiene asignado su propio papel sexual en la sociedad, que choca con la diversidad real que se desliza debajo. Y creo que la mujer no es la única esclava. El hombre también es víctima, las apariencias engañan. Quizás te sorprendería conocer la magnitud real de la inseguridad machista.
Es curioso. De lo que dices se desprende que piensas que la mujer tiene que aprender del hombre la manera de ver la sexualidad. En cambio hace no mucho estuve en una conversación que se puede resumir en la conclusión de que la mujer vive su sexualidad con mucha más naturalidad que el hombre.
Al final todo se reduce a que queda un camino muy largo. Y del mismo modo que hace apenas 100 años la homosexualidad era considerada una desviación para la que existía cura psiquiátrica (me viene a la cabeza ahora Manhattan Transfer de John Dos Passos) y no hace mucho que la impotencia ha dejado de ser un secreto inconfesable, con el paso de los años irán cayendo las formas de caballeros y princesas.
Aunque espero que mientras la inseguridad va siendo derrotada, la sexualidad nunca pierda ese halo de intimidad que, a mi modo de ver, le es propia desde la época de los taparrabos.
Me estoy poniendo al día con el Blog, ahora que he regresado....
No me gustan las conversaciones de sexo con mis amigos. Ni con mis amigas. ME gusta hablar de sexo sin contar historias personales. Cuando me cuentan algo siempre intento visualizarlo, e imaginar a mis amigos o a mis amigas en ciertos actos me resulta ridículo.
Me gusta más hablar de los fracasos. Es mucho más divertido.
A mi siempre que me preguntan pienso un rato y acabo diciendo que me he acostado con una o ninguna mujer, y fue hace tanto que no me acuerdo.
Y las mujeres hablan de sexo igual o peor que los hombres. Solo que ellas no necesitan mentir. Generalmente tienen lo que quieren, porque los hombres estamos siempre de oferta.
Publicar un comentario