Hijo de la gran puta

lunes, 28 de julio de 2008

Cabrón hijo de la gran puta
ojalá mueras dos veces
y tu sangre sea el bautismo
que bañe el cuerpo maldito
de cada uno de los gritos
en que retuerzas tu lengua.
No vuelvas nunca a mi puerta
ni intentes siquiera buscarme
porque seré yo la que ande
con un puñal a tu espalda
para sacarte las entrañas
y cagarme sobre ellas.
Huye con fuerza, cobarde
no creo que haya bastantes
rincones en este mundo
para esconder tu miseria.

Hay palabras que al nacer
hacen arder bibliotecas
si nacen de una mujer.

4 garabatos:

Eva Torices dijo...

Ay, Dios.

Espero que no sean palabras que te han dedicado.

Todavía no sé si me gusta, pero he tenido que leerla varias veces porque tiene mucha fuerza y no he podido despacharla de una lectura.

Un beso, incendiario escatomántico.

Chema dijo...

Jajaja, no, nunca me han insultado en verso, y menos tan arameo. Simplemente se me ocurrió la idea final y había que complementarla.

Un besazo

Anónimo dijo...

Es una buena despedida, pero si realmente quieres hacer daño en un final, lo mejor de lo mejor es el silencio. Enviar una hoja en blanco

Chema dijo...

Tienes razón. Y a veces ese silencio es la única despedida posible. Aunque sea cruel.

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