Silencio

miércoles, 9 de julio de 2008

Lo reconozco, soy miedoso
me aterra el olor del silencio
lo huelo llegar,          lo noto
en cada uno de todos mis huesos
acercarse,                    rodearme
se hace sombrío          y doloroso
no lo veis mientras me atenaza de frío
todo sigue bailando y mientras mi alma se retuerce
y el grito se asfixia sobre su cuello                  roto
las luces de los cuerpos de nada le sirven
en mi boca se abre                  un negro foso
un pozo negro   como la dignidad de la noche
sobre el que palabras como estrellas fugaces
trazan lineas de cal viva pero impronunciable
cuando todo enmudece y el sentido se pierde
el dibujo sobre el que mi cuerpo se expande
cae relegado                            en un trance ajeno
donde                             nada ya puede salvarme
hasta que el crujido lejano de mis cuerdas vocales
me devuelve nervioso el dominio de mi nave
y hablo solo para mantener fuera el misterio
de mi corazón que vigoroso aún late
con su pulso tangente al       callado silencio
                                             de su muerte.

2 garabatos:

Ernesto Castro dijo...

¡¡¡LA HOSTIA!!!

Este poema es fabuloso, fastuoso, fatídico, fatuo, inefable.

De lo mejorcito.

Chema dijo...

Exageras. Aunque me gustó experimentar con la forma, nunca lo había hecho y encontré la escusa perfecta.

Muchas gracias.

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